21 sept 2013

18 sept 2013

Hazlo tú misma

Hace varios post me di cuenta de que nunca os había enseñado un DIY en el blog y os prometí que pronto os enseñaría uno.

Y como lo prometido es deuda, de esto va este post: 

A principio de mes intenté (porque siempre lo intento más que lo hago) hacer limpieza de armario. 

Entre los pantalones estaba uno bombacho para el que antes de conseguirlo moví cielo y tierra. 

Todo pantalón bombacho que veía no era como el que yo tenía en mente y quería. Hasta que me encontré con este en un mercado medieval de El Espinar.  


¿Y qué pasaba ahora con él? Pues que llevaba en el armario dos años muerto de risa pero me daba pena tirarlo porque es de seda y el estampado es muy bonito.

Esta vez me había propuesto acabar con mi síndrome de diógenes y deshacerme de todo lo que no me pongo.

Pero me podía, me podía pensar la lata que dí hasta encontrarlo, que era bueno y la tela bonita. (Esto ni con una relación de amor, vamos). 

Total, que al final en vez de tirarlo me he hecho un vestido con él.


Si estáis en la misma situación es muy fácil de hacer: 




Y os lo podéis poner tanto de vestido como de blusa (subiéndoos la parte elástica a la tripa)

Como sabéis, no me suelen gustar las fiebres repentinas de modas pasajeras. Y el DIY es claramente una de ellas. 

Hace un par de años se volvió muy "trendy", ahora sigue en pie pero camino de retomar su lugar, y dentro de unos años solo será apto para los que de verdad disfrutan customizando. - O haciendo manualidades, que es como se ha llamado toda la vida.-

Personalmente las manualidades me han gustado desde niña, y podría hacer un blog sobre ello, pero dedicar este blog a otro tipo de contenido es algo que me llena más que dedicarlo solo a explicar DIY. 

Así que por ahora no dedicaré ninguna pestaña solo a DIY. 

Quizás dedique más posts a explicar "cómo hacerlo tú mismo" pero quiero que la esencia por la que creé este blog, y por la que lo sigo manteniendo, permanezca.

Aun así espero que te haya gustado este post.

13 sept 2013

Sin que te piten los oídos


Desde hace tiempo hay un tema recurrente en las conversaciones sobre moda: ¿Pitillos para hombre si o no?



Es algo de lo que siempre he tenido una opinión clara. 
Tan válida como cualquier otra pero inamovible en cuanto a mi creencia.

Esta mañana tras toparme con es este tuit y leerme el artículo, he decidido exponer aquí mis impresiones por orden de prioridades: 

1)Los pitillos solo son válidos si van unidos a un toque grunge.
(pitillos + camisa = ¡NO!) 
(Solo puede haber excepción si es maxiGRANDE, de franela y cuadros de leñador)

El estilo grunge/matón o desenfadado/bohemio impregna carácter a la persona y se compensa con los pitillos. Si no estás en esa situación no lleves pitillos.

2)Estoy ABSOLUTAMENTE en contra del estilismo Ryan Gosling 

De verdad que no sé qué le veis. No me gustó en El diario de Noa y me sigue sin gustar ahora. Y no me gusta cómo combina los pitillos. 

3)Los pitillos son para los altos. 

Si no es tu caso, lo siento; como decía en el artículo que he leído esta mañana: "Los altos no pueden usar zapatos muy finos ni caben en los aviones, los que son muy bajitos no deberían llevar pitillos. Cada uno tiene lo suyo en esta vida."

4)La regla es: OVERSIZE + pitillo
Esta regla es tan importante como la primera(Parte de abajo estrecha con parte de arriba ancha)

En invierno y primavera se admiten con camisetas un poco menos oversize si las combináis con una bufanda muy larga o con pañuelos que abulten mucho y creen efecto recargado.



5)Chaqueta/Blazer más pitillo, no por favor.

6)No sin calcetines
Los calcetines me encantan y es algo en lo que me fijo un montón. Y ahora que está de moda enseñarlos no os los quitéis. Y si me decís "es que estamos en verano" poneros alpargatas, en ese caso no debéis llevarlos. Pero mocasines, oxford, castellanos o cualquiera que lleve cordones van con calcetines. 

7)Este estilismo no vale para todas las ocasiones. 
(Debes tener más pantalones, en caso de que solo te puedas comprar unos, no te compres pitillos)

8)Hombres que saben combinar bien los pitillos: Orlando Weeks, Johnny Depp, Robert Pattinson y a veces Brad Pitt.

9)Si tienes una barba poblada y tatuajes, puedes.
Aunque en la vida real no tenga porqué ser verídico lo que aparenta y lo que es; la barba poblada transmite fuerza y carácter, y los tatuajes ese dejarte llevar por el camino del mal. 
  



10)Pitillos vaqueros rotos, sí.

11)Los pitillos de colores: ¡A LA HOGUERA!

12)La clave es el carácter, llevarlo con una aparente naturalidad despreocupada.

13)Si quieres inspiración visita Francia.

14)Recuerda que estos son modas, dentro de unos años renegaremos de lo que hoy afirmamos.


1 sept 2013

Las cosas que odiamos


Esta es la Oda a las cosas que odiamos. Las que nos hacen que nos salgan arrugas en la frente y que se nos ponga mala cara. Que se nos revuelva el estómago y nos hierva la sangre. Las que hacen que gritemos de rabia e incluso que a veces lloremos de impotencia.

Esas cosas que odiamos. Que son memeces pero que nos hacen daño.

Vuelve septiembre y parece que nos pagan por quejarnos. O más bien quizás nos quejamos porque una vez no elegimos bien a lo que queríamos dedicar nuestro tiempo de trabajo. Y ahora parece que solo queda resignarnos en lugar de optar por verle el lado bueno y buscar una solución al malo.

Yo ahora me encuentro en uno de esos momentos de la vida en los que toca ver qué opciones tienes, plantearte qué quieres hacer, y crear opciones en el caso de que no existan. (Aunque estos momentos no deberían ser puntuales en la vida de alguien sino continuos. Así sabríamos si estamos haciendo lo correcto en cada momento). Pero esto ya es otra historia.

Como decía, vuelve septiembre, ¡y qué alegría!

Si no volviera mala cosa, se podría haber ido con otra y ya no querer ni saludar cuando nos lo cruzáramos por la calle.

Pero la cosa no va solo de septiembre. Va de las cosas que odiamos y que hacen rechinar nuestros oídos.

Son esas memeces que hasta al más callado hacen gritar. Que al calmado desesperan.

Para mí tienen algo de enigma, porque prefiero la rabia a la tristeza.

Ninguna de las dos es deseada pero la rabia en cierta medida la veo necesaria, la tristeza no. La rabia surge del inconformismo, de la desesperación causada por algo que no nos gusta. Me gusta si ello conlleva a buscar solución, no protestar por protestar.

Si haces una lista de las cosas que “odias”, que te enfadan o hacen desesperar quizás descubras que no son pocas. Y quizás descubras también que algunas son memeces. Cosas sin importancia que te importan demasiado.

Entre la lista de palabras se colarán algunas que no dependen de ti, pero que te dan rabia, mucha rabia.

Mi consejo es que hagas lo que puedas por cambiarlo (AUNQUE SEA EN UNA MÍNIMA PORCIÓN). Y que aprendas a vivir con aquello que no puedes cambiar, pues sino vivirás con ello y con la cara arrugada del descontento.

("Si tienes un problema y lo puedes cambiar ¿por qué te afliges? Y si no lo puedes cambiar ¿por qué te afliges?")

Yo también me tengo que aplicar el cuento. Para empezar porque hice una lista sin acabar el verano pasado y este año me da pereza seguirla de solo pensar cuantas absurdeces hacen que me salgan arrugas en la frente. Por eso la clave es esta frase:

“Yo no odio a nadie/nada; eso sería concederle demasiada importancia.”

Que la rabia sirva para cambiar cosas. Buen comienzo de mes.

Bienvenido a casa, amado septiembre.